domingo, 27 de mayo de 2012

Meditaciones


Porque te odio es que te amo
lucero de perdición diluido,
elixir de las brillantes fantasías
En tu mar de azucarada fragancia
veo el teatro de mis máscaras
y el histrión triste que danza
descalabrado bajo tus hilos.
Torrente excitante en oscura cascada
recorriendo las gargantas
despertando cada célula
embriagando cada sistema
¡Euforia, júbilo barato, oh placer!
Dame tu pegajosa mano
y guíame, Virgilio sensual e infinito
por los círculos inestables de este reino
que es infierno y paraíso encendido.
Caja de Pandora sobre la mesa
albergando tristezas y dichas
revueltas y compenetradas,
porque todos están invitados
a nuestra juerga personal;
Los dedos fríos del solitario
y los pechos cálidos de los amigos
Todos, todos, todos vienen
a besar tu manto dorado, lozano dios
en nuestras noches de agria vaciedad
prometiendo la efímera redención
de una hecatombe luminosa
o una ilusión de plenitud
¡Por eso te quiero, fugaz libertad,
te añoro ardiente lacra
con los labios en el brocal
del pozo de las delicias!
¡Salud!

Covelina