Porque te
odio es que te amo
lucero de perdición diluido,
elixir de
las brillantes fantasías
En tu mar
de azucarada fragancia
veo el
teatro de mis máscaras
y el
histrión triste que danza
descalabrado bajo tus hilos.
Torrente
excitante en oscura cascada
recorriendo
las gargantas
despertando
cada célula
embriagando
cada sistema
¡Euforia,
júbilo barato, oh placer!
Dame tu pegajosa mano
y guíame,
Virgilio sensual e infinito
por los
círculos inestables de este reino
que es
infierno y paraíso encendido.
Caja de
Pandora sobre la mesa
albergando
tristezas y dichas
revueltas y
compenetradas,
porque todos están invitados
a nuestra
juerga personal;
Los dedos
fríos del solitario
y los
pechos cálidos de los amigos
Todos,
todos, todos vienen
a besar tu
manto dorado, lozano dios
en nuestras
noches de agria vaciedad
prometiendo
la efímera redención
de una
hecatombe luminosa
o una
ilusión de plenitud
¡Por eso te
quiero, fugaz libertad,
te añoro
ardiente lacra
con los
labios en el brocal
del pozo de
las delicias!
¡Salud!
Covelina