Nosotros,
como todos los fugitivos,
como
las flores que no se pueden contar
y
como las bestias que no necesitan recordar,
vivimos
en el presente.
Muchos
se empeñan en decir “Ahora no”,
muchos
han olvidado cómo
decir
“Soy”, y se perderían,
si
pudiesen, en la historia.
Inclinándose,
por ejemplo, con la gracia de antaño,
ante
la bandera adecuada en el lugar adecuado,
murmurando
escaleras arriba, como los antiguos,
sobre
lo Mío y lo Suyo, lo Nuestro y lo de Ellos.
Como
si el tiempo fuese lo que ellos deseaban
cuando todavía
tenía la cualidad de quedarse
quieto,
como si estuviesen equivocados
al
no querer ya pertenecer.
No
es de extrañar que tantos mueran de pena,
que
tantos estén tan solos al morir;
nadie
cree en la mentira ni la aprecia:
otros
tiempos tienen otras vidas que vivir.
Wystan Hugh Auden
(De: Parad los relojes y otros
poemas)