domingo, 27 de mayo de 2012

La planta

Dedos llenos de intrigas verdes vuelan como borrachos en
tinieblas,
los mismos que gritaban bajo tierra.
Siete gritos de vida se derraman al aire,
sonidos ahuecados en su principio.
Caen gotas de pudor develado en la garganta.

Se quiebra una sombra ante el sol,
crece la planta.
En un mar de cenizas flotan las palabras
que en vinagre se murmuraban.
Las hormigas que no creían en la tierra
mueven sus alas verdes por el camino del humo.
La esencia de lluvia fría entre zorzales
escapa al viento en su trivial cacería.

La planta se yergue de agua y luz,
de dolores pasados.
Cae el sol fraguando el verde,
y cae la planta templada en sangre.

Juan Pablo Benavente