domingo, 27 de mayo de 2012

Jardín Desnudo


Era un jardín distinto, un lugar lleno de puentes
sin muros, rejas, tornados o abismos.
 Un jardín en que las rosas eran estrellas fugaces
y los pájaros piaban un sol de exquisito amaranto.
El jardín era de todos y para todos
entraban los cíclopes, los faunos, minotauros de humo,
trenes de fuego, gatos alados, serpientes de plata,
nadie absolutamente nadie quedaba fuera del jardín desnudo
cada ser valiosísimo vestía sus rutas
con sentires boreales y llamas de furia.
Cada día sembraban la oportunidad de una nueva historia
de un nuevo relato, un nuevo poema,
de un lienzo pintado con óleo de mares,
cada día esculpían la dicha o la pena con piedras de acero,
escribían canciones,
 declamaban mirlos y tallados,
 fotografiaban instantes y emociones:
labios rubí-ojos ocres
para publicarlas en los sueños de los seres 
del jardín desnudo
El jardín era… es de todos porque
aún en tiempos de profunda sequía,
aún arrancada de cuajo desde el alma,
aún desconocida... o callada
la flor más importante del jardín:
el amor
renace cual musa inexorable
y nos pertenece a todos.

Marcela Puentes