Su
madre me llama muy acongojada
pensando
que su hijo sufre de una intoxicación
o
crisis de pánico
Anda
a verlo me pide
Era
domingo en la noche
cuando
están todos los borrachos celebrando
su
delirium tremens
Me
dirijo a su departamento
Estaba
enfermo
recostado
en su cama, y junto a otros amigos
alrededor
de él
como
si fuera un velorio
Le
preparo un té
Le
doy un par de bendiciones
Inmerso
en las tinieblas todos dicen que no beben
Ser
un ebrio nunca ha sido fácil
Se
requiere de cojones
como
diría por ahí un escritor norteamericano
Hay
que saber manosear al infierno
Una
hora después soy el mismo de siempre
Pateo
algunas hojas, un envase de leche
La
calle es siempre silenciosa en momentos como este
Y
los pájaros entonan una vez más
otro de mis lunes
Matías Lillo