domingo, 27 de mayo de 2012

Fragmentos Estériles


 I
Las coordenadas del lenguaje no sacuden a nada de su lugar. Tomaran las cosas su nombre instalado y partirán con nuestros ojos complacidos por el tiempo.


II

Gritar la cadena. Gritar la doble voz de mis voces en la cadena:
Y dar cuenta a las autoridades del poder vacío de mi útero. La fragilidad del roce como un ciego gimiendo la ceda en el mármol, así se encuentra mi nombre levantado en las venas de las figuras gloriosas.
Así se construye un paso por adentro del castillo, teniendo las formas vivas con las cosas inválidas de náuseas y antojos, como una gruta que se moldea desde las voces durmientes.


III


Un segundo, acá voy adentro del desaparecido óvulo que tenía mi nombre de fuego, en la primavera solar de mi masculina edad femenina.

IV

Me llegó.
Un hijo con costras de barro en el útero limpio de hembras.

Me llegó
Con un aullido en la garra de la noche, la voz de la loba que me traga la boca.

Me llegó.
Un último descenso del brillo en una lentejuela que me traga esta pose de niño mudo.


V

Noticias desde el otro lado de la lluvia. Adentro de los números llueve una silueta desnuda de mí contagiada de desierto. Nada que decir por las cosas rotas y su voz doblada en el sarmiento. Nada que llevar adentro de esta copa arqueada en el vidrio, y sabiendo que hubo una vez un huerto donde pude nacer desprendida del contagio: arritmia para los lugares que visito desnuda de herencia.

Paulo San Paris
de "Travestía"