Está de pie,
enmascarado, vestido de rojo; tiene inmensas piernas y
fuertes brazos desnudos;
y se apoya
sobre un hacha pesada.
(¿A quién has
decapitado últimamente, verdugo europeo?
¿De quién es
esa sangre que veo en ti, tan húmeda y pegajosa? )
Veo los claros
ponientes de los mártires;
veo descender fantasmas
de los patíbulos,
fantasmas de
señores muertos, de damas sin corona, de ministros
acusados de delitos, de reyes
destronados;
de rivales,
traidores, envenenadores, caudillos deshonrados y más aún.
Veo aquellos
que, en todas partes, han muerto por la causa justa;
la semilla es
escasa; pero la cosecha nunca se agotará.
(tenedlo
presente oh reyes extranjeros, oh sacerdotes; la cosecha nunca se agotará)
Veo la sangre
completamente borrada del hacha:
la hoja y el
mástil están limpios;
ya no derraman
la sangre de nobles europeos; ya no estrechan los
cuellos de las reinas.
Veo al verdugo
retirarse y tornarse inútil;
veo al
patíbulo desierto y mohoso; ya no veo hacha alguna en él;
veo el
poderoso y fraternal emblema del poder de mi propia raza; la
más nueva, la raza más extendida.
Walt Whitman
de Hojas de Hierba