Ha llegado ya la tarde, brilla
el rocío sobre la ortiga.
Me encuentro junto al camino
apoyándome en un sauce.
La luz grande de la luna
cae sobre nuestro techo.
Escucho en la lejanía
el canto del ruiseñor.
Todo es hermoso y tibio
como el invierno junto al horno.
Los abedules se duermen
como cirios enormes.
Más allá del río,
más allá de los linderos,
toca el guardia soñoliento
una apagada matraca.
Serguéi Yesenin
el rocío sobre la ortiga.
Me encuentro junto al camino
apoyándome en un sauce.
La luz grande de la luna
cae sobre nuestro techo.
Escucho en la lejanía
el canto del ruiseñor.
Todo es hermoso y tibio
como el invierno junto al horno.
Los abedules se duermen
como cirios enormes.
Más allá del río,
más allá de los linderos,
toca el guardia soñoliento
una apagada matraca.
Serguéi Yesenin