Todo ha de tornar al fuego original
Tempestad
de llamas
Así
hablaba HERÁCLITO
Levante
y poniente del hombre lúcido y duro.
—Habrás
de ver el flujo y el reflujo
De las
pasiones despreciables.
—Aceptarás
la humedad al igual que se ama
A la
madre que nos engendró.
—Hombres
y mujeres abocados estáis al
Fuego de
lava inmaterial
Aquí y
allá ligera, arrolladora
Siempre
mortal
Viva
siempre
Que no
ama sino lo que vendrá.
Siempre
arrojados a los volcanes de vida y de muerte.
Y
paracelso: ambas manos apoyadas
En la
espada de la sabiduría
En
intimidad con los astros y las piedras
Enamorado
de las cavernas del hombre
Del
vientre del universo.
Y tú
ZARATUSTRA ojo de luz
En el
centro de un mundo terrible y alegre
Os
saludo desde lo alto
de
Monserrat.
Hasta
las botas en los ojos
hasta
las lágrimas del barro
hasta
las manos inflamadas de pus
conduce
el camino del desafío
de los
largos estertores de la tumba
donde
silbó una muerte sin aire
y de la
ausencia de esperanza
nace la
estrella de la nube
(Noviembre 43)
Georges Bataille