lunes, 27 de diciembre de 2010

Los pequeños justos


I
En la casa de la risa
Un pájaro ríe en sus alas
El mundo es tan leve
Que ya no está en su sitio
Y tan alegre
Que no le falta nada

II
¿Por qué soy tan hermosa?
Porque mi maestro me lava

III
Con tus ojos yo cambio las lunas
Y soy a veces plomo y a veces pluma,
Un agua misteriosa y negra que te encierra
O bien en tus cabellos tu victoria ligera

IV
Un color señora, un color señor,
Uno en los senos, otro en los cabellos,
La boca de las pasiones
Y si veis rojo
La más hermosa está en vuestras rodillas

V
Hacer reír a la segura de sí,
¿Era de piedra?
Se desplomó

VI
El monstruo de la huida respira incluso las plumas
De este pájaro chamuscado por el fuego del fusil
Su lamento vibra a lo largo de un muro de lágrimas
Y los cinceles de sus ojos cortan la melodía
Que ya brotaba en el corazón del cazador

VII
La naturaleza está presa en los hilos de tu vida
El árbol, tu sombra, muestra su carne desnuda: el cielo
Tiene la voz de arena y los gestos de viento
Y todo lo que dices corre tras de ti

VIII
Ella se niega siempre a comprender, a oír,
Ríe para esconder su temor de sí misma
Anduvo siempre bajo los arcos de la noche
Y por donde pasó
Ha dejado
La huella de cosas destruidas

IX
En este cielo destrozado, en estos cristales de agua dulce,
Qué rostro aparecerá, caracol sonoro,
A anunciar que la noche del amor toca el día,
Boca abierta ligada a boca cerrada

X
Desconocida, ella era mi forma predilecta,
La que me quitaba el pesar de ser hombre,
Y la veo y la pierdo y sufro
Mi dolor, como un poco de sol en el agua fría

XI
Los hombres que cambian y se parecen
Tienen, durante toda su vida, siempre cerrados los ojos
Para disipar la bruma de burla,
Etc...
  
Paul Éluard de Capital del dolor