viernes, 16 de septiembre de 2011

Cabeza de fauno


En el follaje, estuche verde moteado de oro,
en el follaje incierto y florido
de flores espléndidas donde el beso duerme,
vivo y aplastante el exquisito bordado.

Un fauno asustado muestra sus dos ojos
y muerde las flores rojas con sus dientes blancos.
Bruñido y sangriento como un vino añejo,
su labio estalla en risas bajo las ramas.

Y cuando ha huido –como una ardilla–
su risa tiembla todavía en cada hoja,
y se ve espantado por un pinzón real
el Beso de oro del Bosque, que se recoge.

Arthur Rimbaud