martes, 10 de agosto de 2010

Puertas para no pasar

Un día que habían venido los relámpagos. Un día que el amor salía de ti en una lámpara.

Todo iba de un lado a otro. Los árboles habían entrado en la casa a dormir.

Mañana habrá un ojo en mi mano derecha. En mi izquierda, dirán, una lágrima.

Y diré: no eres sino lo que veré cuando despierte. Oh, como se desencadenan las cosas.

¿Recuerdas? Si llovía, era que tú regabas la higuera para la danza del tiempo.

Si había sol, era que sonaban las campanas del alba por la muerte de Rimbaud.

Si estaba nublado, era que pasaba Gerardo de Nerval junto al Angel de la Melancolía.

Si todo era blanco, era que MaIlarmé escribía arrodillado sobre el césped,

Si caía la nieve, era que Edgar Poe se paseaba de noche por las calles de Baltimore.

Si todo estaba lleno de perfumes, era que Baudelaire destapaba el frasco de las flores del mal.

Si el viento estremecía el jardín. era que William Blake estaba espiado por los ángeles.

Si el olor a azufre venía del jardín, era que Lucifer llegaba de visita a la casa de Swedenborg.

Si las charcas se movían, era que Lautréamont las alumbraba con su lámpara.

Si cantaban los coros de la noche, era que Novalis soñaba en su noche sin sueño.

Si todo era silencio, era que Holderlin hablaba con el zapatero en la bohardilla.

Si los gendarmes dispersaban a la multitud en la plaza, era que Shakespeare llegaba a la ciudad.

Si el trueno pasaba por detrás de las torres, era que Edouard Young mostraba su libro al Eterno.

Si la luna se enredaba en las lilas, era Leopardi que abría una puerta.

Si pasaba una mujer, era que Dante guardaba una corona en el séptimo cuarto de los ángeles.

Si el ciego tocaba la ocarinc en Ia Catedral, era Milton cortando una flor en el Paraíso.

Si los cisnes morían al borde de la fuente, era Rubén Darío en busca de la cítara.

Si hacían ruido los telares. era Verhaeren de vuelta del paseo por los suburbios.

Si había un desfile de banderas enlazadae, era Walt Whitman en una calle de Brooklyn.

Y si la noche caía de pronto junto a tu sueño, ¿recuerdas? era que la muerte cantaba afuera en el árbol de mañana.

Rosamel del Valle