martes, 5 de enero de 2010

Vaca



A Luis Lacasa

Se tendió la vaca herida;
Árboles y arroyos trepaban por sus cuernos.
Su hocico sangraba en el cielo.

Su hocico de abejas
bajo el bigote lento de la baba.
Un alarido blanco puso en pie la mañana.

Las vacas muertas y las vivas,
rubor de luz o miel de establo,
balaban con los ojos entornados.

Que se enteren las raíces
y aquel niño que afila su navaja
de que ya se pueden comer la vaca.

Arriba palidecen
luces y yugulares.
Cuatro pezuñas tiemblan en el aire.

Que se entere la luna
y esa noche de rocas amarillas:
que ya se fue la vaca de ceniza.

Que ya se fue balando
por el derribo de los cielos yertos
donde meriendan muerte los borrachos.

Federico García Lorca


Nota: En el poema vaca el protagonista se adentra en el mundo más allá de la muerte, describiendo el momento en que este animal “se fue balando / por el derribo de los cielos yertos”. Esta intromisión en la vida de ultratumba es característica de estas creaciones, apareciendo en varias de ellas, como “cementerio judío”, donde su protagonista “se cortó las manos en silencio”, después de haber ocupado ya “su litera”, su correspondiente lugar en el cementerio.
Federico García Lorca, Poeta en Nueva York, Ediciones Cátedra (Sexta edición) 1994. Madrid España, Edición de María Clementa Millán.