lunes, 6 de junio de 2011

A un poeta menor de la antología

¿Dónde está la memoria de los días
que fueron tuyos en la tierra, y tejieron
dicha y dolor y fueron para ti el universo?

El río numerable de los años
los ha perdido; eres una palabra en un índice.

Dieron a otros gloria interminable los dioses,
inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores;
de ti sólo sabemos, oscuro amigo,
que oíste al ruiseñor, una tarde.

Entre los asfódelos de la sombra, tu vana sombra
pensará que los dioses han sido avaros.

Pero los días son una red de triviales miserias,
¿y habrá suerte mejor que ser la ceniza,
de que está hecho el olvido?

Sobre otros arrojaron los dioses
la inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas,
de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera;
contigo fueron más piadosos, hermano.

En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,
oyes la voz del ruiseñor de Teócrito.

Jorge Luis Borges

Aforismos


El adulterio es para el hombre un excitante, y para la mujer un calmante.

La pasión sin testigos tiene  una vida corta. Romeo y Julieta, en una isla desierta, hubieran terminado pronto como un matrimonio burgués.

El perro es, de todos los seres vivientes, el que menos tiene el instinto nómada. Por este título, es el primero en la fecha de los civilizados. Y como prueba: los perros domésticos se apartan instintivamente de los perros vagabundos, como nosotros, los hombres, evitamos a todos los que no tienen un techo fijo.

La mujer nos torna poetas; el niño nos torna filósofos.

Si el sol no fuera modesto no sería sol. No se puede ser grande y disminuido al mismo tiempo.

Aullar es para los perros una manera de charlatanear. Para hablar “seriamente”, los perros gruñen.

Los animales se alaban moviendo la cola, y se enorgullecen levantando el cuello. Los vanidosos en la raza humana, por falta de cola, se alaban con las caderas.

Un sacerdote es a menudo un inmenso poeta que no ha encontrado una lira a su medida. ¡Cuántos poetas, por otra parte, son auténticos sacerdotes ignorados!...

La muerte es más fácil de definir que la vida, así como el signo menos es mucho más preciso que el signo más.

Los colores rosados son los dientes de leche del sol.

Si las iglesias estuvieran construidas en formas de ataúdes, los fieles huirían de ellas como la peste. Del mismo modo que se toma un narcótico para tratar de olvidar la vida, ¡cuántos no van a la iglesia para tratar de olvidar la muerte!

La voluptuosidad es un placer redondo. Si la Serpiente hubiera partido en dos la Manzana, la Voluptuosidad nunca hubiera existido.

La voluptuosidad es la más poderosa sensación que tenemos de velocidad.

El Diablo es la cuarta dimensión de las iglesias.

Malcolm de Chazal

Venus en el pudridero (fragmento)


¿A quién amé? ¿A ti en otro lugar?
¿O bien a otra mujer, pero aquí?
Aquella a quien beso aquí ahora,
Si cambia el lugar, ¿es la misma persona?
O cambia el tiempo, ¿la persona es la misma?
O cambia el tiempo, ¿es el mismo lugar?

¡Nunca los cuatro estamos juntos!

Un kilo de algodón no pesa igual que uno de acero,
Tú ejemplificas lo singular.
Te expulsas. Repetirte es otra.
¡Qué extraño tu retrato de hace veinte años!
Lo que se vuelve a sentir
Muere por primera vez.

En 1940 pensé: “En 1950 recordaré este año”
Ahora, en 1960, recuerdo que
En 1950 recordé que en 1940
Me propuse en 1950
Recordar 1940.

Es fatal. Estamos en 1960 -¡lo habíamos previsto años atrás!
El ruiseñor canta: tres veces, supongamos:
Tsü, tsü, tsü.
What time is it? Tsü, tsü, tsü.
¿En cuál instante estás, pájaro del bosque?
Solitarios los setos, el fresco olor de las hojas
Y el ruido inmemorial del mar.
Tsü  –el silbo nivela al reciente y al antiguo;
El niño y el anciano tienen la misma edad:
Un instante, un instante, un instante.

Eduardo Anguita

Poema sin héroe Capítulo primero (Versión sin citas)


La fiesta de Año Nuevo prolonga suntuosamente
los húmedos tallos de las rosas de Año Nuevo.
El rosario

No diremos la buenaventura de Tatiana
Pushkin

In my hot youth – when George
the Third was king
Don Juan
Noche de Año Nuevo. Casa de Fontanka. A casa del autor, en lugar de los esperados, llegan sombras disfrazadas del año trece. Sala blanca de espejos. Digresión lírica: "El huésped del futuro". Mascarada. El poeta. Una aparición.

Encendí los cirios secretos
    para iluminar la velada,
      contigo, que no has venido a mi casa,
         al año cuarenta y uno saludo.

Pero...
   ¡Que Dios nos proteja!
      En el cristal se ahogó la llama.
         "Y el vino, como veneno, arde". 
Son las oleadas de una cruda charla,
   cuando resucitan todos los delirios
      y aún no suenan los relojes...
Mi angustia no tiene límites
   y, como una sombra en el umbral,
      guardo mi último vestigio de paz.
Oigo una insistente llamada
   y un frío húmedo me convierte
      en piedra, me hielo, ardo...
Y, como si recordara algo,
   me doy la media vuelta
      y a media voz digo:
"Se equivoca: La Venecia de las dagas
   está aquí al lado... Pero las máscaras,
      capas, coronas y cetros
deben dejar hoy a la entrada.
   ¡Ahora se me antojó honraros,
      Espectros de Año Nuevo!".
Este es Fausto, aquel, don Juan,
   Dappertutto, Jokanaam,
      el más modesto, el nórdico Glahn,
         o el asesino Dorian.
            Todos murmuran a sus Dianas
               la lección bien aprendida.
                  Y alguno hay que con el tímpano
                     atrajo a una Ninfa con pies de cabra.
Y para ellos se abrieron los muros,
   se inflamó la luz, aullaron las sirenas,
      y, como una cúpula, se hinchó el techo.
No temo la publicidad...
   ¡Nada me importan las jarreteras de Hamlet,
      el torbellino de la danza de Salomé,
         y el paso de la Máscara de Hierro!
            ¡Yo soy más férrea que ellos!...
¿A quién le toca ahora asustarse,
   echarse atrás, retroceder, capitular
      y expiar un viejo pecado?…
Todo está claro:
                  No es a mí, pero ¿a quién?
   No se preparó para ellos la cena,
      los que conmigo no van.
En el faldón del frac ocultó él la cola...
   ¡Qué colorido y elegante!…
                                          Sin embargo...
      Confío en que usted no se haya atrevido
         a traer aquí al Príncipe de las Tinieblas…
Esta máscara ¿es una calavera, o es acaso el rostro
   de expresión dolorosa y malvada
      que sólo Goya osó dibujar?
Niño mimado y burlón,
   ante él, el más apestoso pecador
      es la gracia personificada...

¿Divertirse? Sí, divirtámonos.
   ¿Cómo pudo suceder
      que de ellos sólo yo esté viva?
Mañana alguien me despertará por la mañana
   y nadie me condenará,
      y tras la ventana el azul añil
         se reirá de mí.
Estoy asustada: entraré
   sin quitarme la mantilla,
      sonreiré a todos y callaré.
No, hasta el Valle de Josafat
   no quiero encontrarme con quien
      un día llevaba un collar
   de ágatas negras...
¿Acaso está cercano el último plazo?
   He olvidado vuestras lecciones,
      charlatanes y falsos profetas,
         pero vosotros no me habéis olvidado.
En el pasado madura el futuro,
   y en el futuro el pasado se consume. 
      Una pavorosa fiesta de hojas muertas.

      L      El sonido de los pasos de los que no están
      A      sobre el parquet encerado

      S      y el humo azul de un cigarro.
      A      Todos los espejos reflejan
      L      a quien no apareció,
      A      a quien en esta sala no pudo entrar.
   
      B      No es mejor ni peor que los demás,
      L      no exhala el gélido frío del Leteo,
      A      su mano es cálida.
      N   ¡Huésped del futuro!  ¿Será posible
      C    que me haga una visita
      A    a mano izquierda detrás del puente?

...Desde la infancia temo los disfraces,
   siempre me pareció
      que una sombra superflua
"sin rostro y sin nombre",
   en ellos acechaba...
                  ¡Abramos la reunión
         de este solemne día de Año Nuevo!
No esparciré por el mundo
   esta medianoche hoffmaniana
      Preguntaría a los otros...
                  Espera,
parece que no estás en las listas
   de los Cagliostro, magos, Lyciscas,
      vestidos a rayas,
embadurnados
tú eres...
      de la edad del roble de Mamre,
   secular interlocutor de la luna.
No nos engañan tus fingidos lamentos.
   tú escribes leyes de hierro;
      Hammurabi, Licurgo, Solón
         podrían aprender mucho de ti.
Él es un ser de humor extraño,
   no espera que la gloria y la gota
      le sienten en un suntuoso
         sillón conmemorativo,
            sino que pasea su triunfo
               por los desiertos, por el brezo en flor.
Y de nada es culpable. Ni de esto
   ni de lo otro ni de otra cosa...
                              A los poetas
            no les sientan bien los pecados.
¡Danzad ante el Arco Sagrado
   o desapareced!...
                  ¡Qué importa! De eso
            hablaron mejor sus versos.
El grito del gallo sólo lo soñamos.
   Tras la ventana humea el Neva.
      La noche no tiene fondo y se prolonga
         la diablería de Petersburgo...
En las ventanas angostas no se ven las estrellas.
   La muerte ronda por aquí, es evidente,
      pero la verborrea de la mascarada
         es insulsa, voluble, desvergonzada…
Un grito:
   "¡El héroe a escena!"
   No tema: saldrá ahora sin falta
      en lugar del larguirucho
         Y cantará sobre la sagrada venganza…
   ¿Por qué huís todos juntos
      como si hubierais encontrado una novia
         y me dejáis sola en la penumbra,
entre los negros bastidores
   que contemplan lo que se ha convertido
      en el drama más amargo?
         Y todavía no es la hora del lamento.
Esto no se encadena de repente
como una frase musical,
oigo un murmullo: "¡Adiós! ¡Ya es la hora!
Te dejo viva
pero no serás mi viuda.
Tú: ¡Paloma, sol, hermana!"
Dos sombras se funden en el rellano…
Después, escaleras de peldaños llanos
un gemido: "¡No hace falta! Y a lo lejos
Una voz pura:
      “Estoy preparado para la muerte”.
      Las antorchas se apagan, el techo desciende La sala blanca (de espejos) se convierte de nuevo en la habitación del autor. Palabras desde las tinieblas.
No hay muerte. Todo el mundo lo sabe.
   Es insípido repetirlo.
      Lo que hay, ojalá me lo explicaran.
¿Quién llama?
                  Porque a todos les dejaron entrar.
Es el huésped detrás del espejo. O alguien
   que de repente apareció en la ventana...
¿Es una broma de la luna nueva
   o es alguien que de nuevo está
      entre la estufa y el armario?
La frente está pálida y los ojos, abiertos...
   Esto quiere decir que son frágiles las lápidas.
      Esto significa que el granito es más blando que la cera...
¡Es absurdo, absurdo, absurdo! Y lo absurdo
   me convertirá pronto en gris,
      cambiaré por completo.
¿Por qué me haces señas con las manos?
                                    Por un minuto de descanso
                                    devolveré la paz eterna.

Anna Ajmátova