viernes, 22 de octubre de 2010

La casa de los muertos

A Maurice Raynal

Extendiéndose sobre los costados del cementerio
La casa de los muertos lo encuadraba como un claustro
Dentro de sus vitrinas
Semejantes a las de las tiendas de modas
En lugar de sonreír de pie
Los maniquíes gesticulaban para la eternidad

A los quince o veinte días de haber llegado a Munich
Por primera vez y por azar me adentré
En aquel cementerio casi desierto
Y mis dientes se pusieron a crujir
Ante toda aquella burguesía
Expuesta y vestida lo mejor posible
En espera de su sepultura

De pronto
Con la rapidez de mi memoria
Los ojos se iluminaron de nuevo
De celda en celda encristalada
El cielo se pobló de una Apocalipsis
Vivaz
Y la tierra plana hasta el infinito
Como antes de Galileo
Se cubrió de mil inmóviles mitologías
Un ángel de diamante rompió todas las vitrinas
Y los muertos me rodearon
Con sus semblantes del otro mundo

Pero sus rostros y sus actitudes
Se hicieron en seguida menos fúnebres
El cielo y la tierra perdieron
Su aspecto fantasmagórico

Los muertos se alegraban
De ver entre ellos y la luz sus cuerpos difuntos
Se reían de sus sombra y la miraban
Como si verdaderamente
Aquello hubiera sido su antigua vida

Entonces los conté
Eran cuarenta y nueve hombres
Mujeres y niños
Que a ojos vista se embellecían
Y ahora me miraban
Con tanta cordialidad
Incluso con tanta ternura
Que nos hicimos amigos
Y los invité a un paseo
Lejos de las arcadas de su casa

Y todos enlazados del brazo
Canturreando canciones militares
Sí vuestros pecados están absueltos
Abandonamos el cementerio

Atravesamos la ciudad
Y a menudo nos encontrábamos
Con parientes y amigos que se unían
A la pequeña tropa de los muertos recientes
Todos eran tan alegres
Tan encantadores y estaban en tan buen estado
Que muy astuto había de ser quien hubiera podido
Distinguir a los muertos de los vivos

Más tarde en el campo
Nos diseminamos
Dos soldados de caballería se nos unieron
Y los festejamos
Cortaron unos tallos de viburno
Y de sauco
Y con ellos hicieron unos pitos
Que distribuyeron entre los niños

Después en un baile campestre
Las parejas con las manos en los hombros
Bailaron al agrio son de la cítara

No habían olvidado la danza
Aquellos muertos y aquellas muertas
También se podía beber
Y de cuando en cuando una campana
Anunciaba que un nuevo tonel
Iba a abrirse

Una muerta sentada en un banco
Cerca de un matorral de agracejo
Dejaba que un estudiante
Arrodillado a sus pies
Le hablara de matrimonio

Te esperaré
Diez años veinte años si es preciso
Tu voluntad será la mía

Te esperaré
Toda tu vida
Respondió la muerta

Unos niños
De este mundo o acaso del otro
Cantaban esas rondas
De palabras absurdas y líricas
Que sin duda son los restos
De los más antiguos monumentos poéticos
De la humanidad

El estudiante puso una sortija
En el dedo anular de la joven muerta
Esta es la prenda de mi amor
De nuestros esponsales
Ni el tiempo ni la ausencia
Nos harán olvidar nuestra promesa
Y un día tendremos una hermosa boda
Con ramos de mirto
En nuestros vestidos y en tu cabeza
Un buen sermón en la iglesia
Largos discursos después del banquete
Y música
Música

Nuestros hijos
Dijo la novia
Serán más bellos más bellos todavía
Ay la sortija estaba rota
Que si fueran de plata o de oro
De diamante o esmeralda
Serán más claros más claros todavía
Que los astros del firmamento
Que la luz de la aurora
Que tus miradas amor mío
¡Ay la sortija estaba rota!
Que la lila que acaba de abrirse
Que el tomillo la rosa o un ramo
De alhucema o romero

Cuando los músicos se fueron
Continuamos el paseo

A orillas de un lago
Nos divertimos haciendo que rebotaran
Unos guijarros planos
Sobre el agua que apenas se movía

Unas barcas estaban amarradas
En una cala
Las desatamos
Después que toda la tropa estuvo embarcada
Y algunos muertos empezaron a remar
Con tanto vigor como los vivos

En la proa del barco que yo pilotaba
Un muerto hablaba con una muchacha
Vestida con un traje amarillo
Y un corpiño negro
Con cintas azules y un sombrero gris
Adornado con una sola pluma desrizada

Te quiero
Decía él
Como el palomo quiere a la paloma
Como el insecto nocturno
Quiere a la luz

Demasiado tarde
Contestaba la muchacha
Rehusa rehusa a ese amor prohibido
Estoy casada
Mira brillar el anillo
Me tiemblan las manos
Quisiera morir y lloro

Las barcas habían llegado
A un lugar donde los soldados de caballería
Sabían que un eco respondía desde la orilla
No nos cansábamos de hacer preguntas
Y hubo algunas tan extravagantes
Y respuestas con tanto sentido
Que era como para morir de risa
Y el muerto decía a la mujer viva
Seríamos tan felices juntos
Sobre nosotros el agua se cerrará
Pero tú lloras y tus manos tiemblan
Ninguno volveremos

Regresamos a tierra y fue el retorno
Los enamorados entre sí se amaban
Y por parejas sus hermosas bocas
Iban a distancias desiguales
Los muertos habían elegido a las vivientes
Y los vivos
A las muertas
A veces un enebro
Hacía el efecto de un fantasma
Los niños desgarraban el aire
Silbando con las mejillas huecas
En sus pitos de viburno
O de sauco
Mientras que los militares
Cantaban tirolesas
Respondiéndose como es costumbre
En la montaña

En la ciudad
Nuestra tropa fue disminuyendo poco a poco
Nos decíamos
Hasta la vista
Hasta mañana
Hasta pronto
Muchos entraron en las cervecerías
Algunos nos abandonaron
Delante de una carnicería canina
Para comprar su cena

Pronto me quedé solo con los muertos
Que se iban derechos
Al cementerio
Donde
Bajo las arcadas
Los reconocí
Acostados
Inmóviles
Y bien vestidos
Esperando la sepultura detrás de los cristales

No sospechaban nada
De lo que había sucedido
Pero los vivos conservaban el recuerdo
Era una dicha inesperada
Y tan cierta
Que no temían perderla

Vivían tan noblemente
Que quienes todavía la víspera
Los consideraban sus semejantes
O incluso algo menos
Ahora admiraban
Su poder su riqueza y su genio
Pues nada hay que eleve más
Que haber amado a un muerto o a una muerta
Se hace uno tan duro que se llega
En los ventisqueros de la memoria
A confundirse con el recuerdo
Uno se fortalece para toda la vida
Y no se tiene ya necesidad de nadie.

Versión de Manuel Álvarez Ortega
Guillaume Apollinaire